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Cesta con sorpresa

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Visto. Después de dejar a los niños en el cole llega tu único momento de relax del día: un café en el bar de siempre mientras compruebas si hay nueva publicación de Legalmente razonable. Y en ese ratito, últimamente ves cómo le pagan 3 euros a la camarera para participar en el sorteo de una cesta.

Hecho. Oye, pues aparte del vino, los turrones y las latas de conservas, ahí pone que te puedes llevar un coche. ¿Y si te tocara a ti? Venga. Adelante. Elige número. Sí, el 18 está libre. Ese es un buen número. Pagas y a esperar al día 22. Ah, no olvides apuntar tu teléfono para que te avisen si te toca.

Duda legalmente razonable. ¿Si me tocara la cesta tendría que pagar algo a Hacienda? Pero… si Hacienda somos todos, por muy pequeños que haga los trozos ya te digo yo que el lomo embuchado no llega ni para los vecinos de mi finca. ¿Entonces tendré que pagar con dinero?

Partamos del hecho de que por tocarte una botella de cava, dos pastillas de turrón, un jamón y, en el mejor de los casos, algún licorcillo, Hacienda no te va a perseguir, aunque podría, porque obligación de pagar el impuesto correspondiente, la hay. Y ten por seguro que si te toca una cesta como la de la foto, tendrás a alguien delante de un ordenador en tu oficina de la AEAT acechando tus cuentas.

 Para cumplir con tu obligación como ciudadano ejemplar, si te toca la cesta tendrás que calcular su valor de mercado, es decir, lo que te hubiera costado a ti si la hubieras comprado, y poner esa cantidad en el apartado correspondiente de la declaración de la renta del año que viene.

 Y, recuerda, antes de pagar los 3 eurillos y poner tu nombre en el recuadro del número elegido, piensa en el valor de la cesta que podrías ganar y si tienes liquidez para hacer frente al pago de los impuestos, matriculación de los vehículos, carburante para el avión y pago del hangar, gastos de manutención durante la vuelta al mundo que has ganado, y de los regalitos que tendrás que traer para la familia, etc, porque que te toque una cesta puede ser una alegría o un gran quebradero de cabeza.

 Así que, ya sabéis, si vuestra economía no está muy boyante en estos momentos, mejor probar suerte con cestas pequeñitas, pero que os permitan brindar con alegría esta Navidad por un año nuevo lleno de felicidad.

 Y en el 2018, si queréis acompañarme, aquí seguiré para aclarar todas vuestras dudas y razonar con vosotros legalmente.

FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO 2018


Laura Panach. Abogada en Valencia.