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Dímelo por WhatsApp, si te atreves

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Visto. Oye, que lo que decía tu horóscopo se cumplió. Te decidiste a asistir a la fiesta de exalumnos de tu instituto y triunfaste. ¿Quién te iba a decir a ti que volverías con pareja?

Hecho. La relación ya se ha hecho pública y, de repente, ¿¿¿qué está pasando??? No paras de recibir en tu móvil WhatsApps de alguien que te desea todos los males del mundo mundial, te da muestras de todo su acervo de palabrotas y te amenaza con dejarte sin un pelo en la cabeza si no dejas a tu media naranja.

Duda legalmente razonable. ¿Puedo denunciar a esta persona? ¿Me servirán los mensajes como prueba? ¿Debería apuntarme a clases de defensa personal?

MOVIL

Bueno, no todo en la vida va a ser color de rosa. Y desde que tenemos a mano tanta tecnología, la paleta de colores se va ampliando porque esas personas sin escrúpulos tienen bien fácil enviar un sms, un e-mail o un WhatsApp, con insultos, calumnias y amenazas que pueden conseguir que tu vida se vuelva muuuuy oscura.

Pero un aviso le daría yo a esa gente: Cuidadito con lo que grabáis, escribís y enviáis porque hay un submundo tecnológico donde queda grabado todo lo que hacéis. O casi.

Desgraciadamente estas situaciones son habituales hoy en día, y mucha gente se pregunta si pueden usar como prueba estos mensajes para que los jueces condenen a estos malechores. Y la respuesta es sí, aunque con algún matiz, dependiendo del aparato tecnológico utilizado.

Nadie puede olvidar que el secreto de las comunicaciones es un derecho de todos porque lo dice nuestra Constitución, así que ésta es la primera parada. Hay que demostrar que la prueba electrónica se ha obtenido de forma lícita, sin vulnerar el derecho a la intimidad, ni el secreto de las comunicaciones y garantizar que es auténtica.

Para entender que una prueba se ha obtenido legalmente, si es una grabación a escondidas de una conversación, lo primero y más importante, es que tienes que participar tú en ella, o tener la autorización de alguno de los que hablan o de un señor juez. ¿Tienes permiso? Pues coge tu móvil (para los hipster, sustituir por grabadora retro), aprieta al botón de grabar y dale coba para que cante por soleares, pero sin provocarle o coaccionarle porque si no, no te habrá servido de nada. Y en cuanto a los videos, más o menos lo mismo, pero sin que haga falta que tú salgas en la grabación.

También debes garantizar la autenticidad de la cadena de transmisión. Sí, lo reconozco, esto a mí también me suena a chino. ¿Un hacker en la sala?

Lo que se suele hacer, si de dar un escarmiento se trata, es imprimir el mensaje en papel, o transcribirlo, y luego presentarte en el juzgado con el móvil, Tablet u ordenador donde esté el mensaje y que la persona que se encarga de esto para ello levante acta, diciendo que es verdad y anotando los teléfonos y direcciones que aparecen.

Si con estos mensajes pretendes probar algo importante, y lo digo porque esto te va a tocar el bolsillo, lo mejor sería que acudieras a una empresa de las que certifican mails para que generen un Acta de Comunicación, y así demuestran la transmisión, el contenido íntegro y el acuse de recibo de todos los correos electrónicos que se hayan validado. En resumen, que alguien que entienda de esto certifique que los mensajes no se han manipulado y que han salido de un aparato y han entrado en otro.

En cuanto a los WhatsApps, los jueces los admiten como prueba, pero se ha demostrado que los mismos se pueden manipular, claro está, por las personas que sepan hacerlo. Así que mientras la otra parte no diga que son falsos, vamos bien. Pero ¿y si dice que eso no lo ha enviado? Pues tienes que ser tú quien tenga que probar que miente, con testigos u otras pruebas que puedas conseguir.

En cuanto a la defensa personal, y ahora que está tan de moda, yo te diría que te centres en el running y, si ves el peligro cerca, grita eso de: ¡¡¡¡¡¡pies para que os quierooooooo!!!!!!

Si tienes más cuestiones sobre éste tema o cualquier otro, NO DUDES EN PONERTE EN CONCTACTO CONMIGO.


Laura Panach. Abogada en Valencia.